jueves, 2 de febrero de 2012


Es la primera vez que un trabajo académico demuestra fehacientemente como los subsidios compran votos.

Por algo en un momento de bonanza económica, donde el desempleo es casi nulo, el gobierno insiste con sus planes de "ayuda a los más necesitados" a costillas de los que trabajamos, de una clase media cada vez mas castigada. He aquí la razón.


Ing.Gualberto Mato



Diario El País 16/01/12

Economía y  Mercado 

http://www.elpais.com.uy/suplemento/economiaymercado/transferencias-compran-votos/ecoymer_618771_120116.html

Transferencias compran votos


JUAN DUBRA Y NESTOR GANDELMAN


A comienzos de diciembre de 2011 se supo que el 80% de la gente que se anotó en los planes de trabajo del Plan de Equidad había rechazado una oferta laboral. En ese momento, María José González del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) dijo a un periódico local que "Muchos de esos sueldos son de unos $ 10.000, bastante por encima del salario mínimo nacional". Muchas personas, dentro y fuera del gobierno, estiman que los rechazos de ofertas de empleo se deben a que la transferencia del Mides constituye un desincentivo a aceptar un trabajo formal.
Si uno de los objetivos de los planes del Mides es integrar a sectores excluidos, y un trabajo formal es una gran forma de hacerlo, uno se pregunta ¿por qué el Gobierno continúa con planes de transferencias, y desea profundizarlos? Más aún, con el mercado laboral efervescente, y el desempleo en mínimos históricos, ¿no deberíamos aprovechar la oportunidad de lograr que estos grupos más o menos marginales entren al mercado formal de trabajo, donde las condiciones laborales son mejores, la gente se vuelve más productiva, y el Estado recauda más impuestos o aportes al BPS?
Quizás existan razones valederas para continuar con los planes de transferencias aún en estos momentos de bonanza económica, pero una que ha recibido poca atención es la posibilidad que estas transferencias compren lealtades políticas y eventualmente, votos.
El amiguismo y la compra de votos mediante favores políticos constituyen una de las caras menos felices de la historia democrática del país. Por ejemplo, el argumento tradicional para justificar la inamovilidad de los funcionarios públicos es que ante una alternancia de partidos en el Gobierno, el nuevo ganador desplazaría a los antiguos funcionarios en beneficio de sus votantes. También, históricamente, el BPS se utilizaba como herramienta de compra de votos, otorgando jubilaciones a personas que no estaban en condiciones legales de obtenerlas, a cambio de su lealtad política. 
Estas prácticas se sustentaban en el saber político que si a los votantes les está yendo bien económicamente, es más probable que el Gobierno actual continúe en el poder. Esta premisa es también la que provoca los "carnavales electorales" en los que el Gobierno de turno intenta expandir el producto y bajar el desempleo (aun con políticas poco recomendables) en el año de las elecciones.
Hasta hace poco, la evidencia empírica que soportaba esta creencia no era muy sólida. Algunos trabajos mostraban que si las condiciones económicas de un país eran buenas, era más probable la continuidad del partido que detentara el poder en ese momento, pero no servían para saber si una cierta política llevaría a mayores probabilidades de reelección. La razón es que algunas políticas solo se adoptan en contextos internacionales favorables: entonces, concluir que esa política hacía coincidir períodos de bonanza con reelección sería incorrecto, ya que la adopción de la política y la reelección serían consecuencia del contexto favorable.
Otros trabajos muestran que los receptores de transferencias gubernamentales votan al Gobierno que se las dio, más a menudo que el votante promedio. Esto parecería indicar que efectivamente dar transferencias compra votos. Pero quizás sea solo porque los Gobiernos que tienden a dar más transferencias a los más pobres son los de izquierda, y los más pobres tienden a favorecer a la izquierda. Puede no haber ninguna conexión entre la recepción del subsidio y la preferencia partidaria; por lo tanto, esa evidencia tampoco ilustra muy bien la sabiduría política de "bolsillo lleno, votante reelige".
Una economista uruguaya, con sus dos coautores, fue la primera en demostrar la causalidad de "bolsillo lleno" a "votante reelige". Una de las revistas científicas internacionales más prestigiosas que hay en economía, el American Economic Journal: Applied Economics publicó "Government Transfers and Political Support"de Marco Manacorda, Edward Miguel y Andrea Vigorito (esta última de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad de la República). El trabajo estudia el impacto del Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (Panes) en la visión política de los beneficiarios.


METODOLOGÍA. Para saber si una política tuvo algún efecto es necesario hacer una evaluación de impacto. Pero no se puede ver si el Panes afectó la visión política de los receptores comparando sus opiniones con las de los no receptores. Como el nivel económico está relacionado con la simpatía con la izquierda, aunque el Panes no afectara las opiniones, se vería que los receptores tienen opiniones más favorables sobre el Frente Amplio que los no receptores. Concluir que el programa afectó las opiniones políticas sería cometer el mismo error que un estudio reciente que estableció que tomar bebidas light aumentaba la probabilidad de engordar, porque los consumidores de esas bebidas tenían mayores probabilidades de engordar que el resto. El error era comparar grupos de gente distinta: los que toman light lo hacen porque tienen mayor tendencia a engordar.
Una forma estadísticamente conveniente de asignar subsidios fue sugerida al Mides por algunos miembros de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República. Recolectaron información sobre cada familia que se hubiera anotado para recibir ayuda del Panes y calcularon un "índice de ingresos": se daba el subsidio solo si el índice era menor a un cierto valor. Esta forma de implementación tiene una gran ventaja para la evaluación de impacto del programa ya que permite comparar individuos comparables: aquellas personas que tienen un puntaje apenas superior al umbral y los que tienen un puntaje apenas inferior. Los primeros no son incluidos en el Panes mientras que los segundos sí, a pesar que probablemente sean muy parecidos entre sí. Con esta metodología podremos ver si el plan tuvo efecto sobre las variables de interés.
Además de la encuesta inicial en 2005, para calcular el índice de ingresos, los investigadores, con financiamiento del Mides, realizaron otras dos encuestas de seguimiento del plan en octubre de 2006 y en 2008. Las encuestas se aplicaron a gente cercana al umbral, algunos beneficiados por el Panes y otros no.
En las encuestas se preguntaba: "Comparado con el anterior Gobierno, es el actual Gobierno: peor, igual o mejor". Aunque estrictamente no pregunta a quién votaría en la próxima elección, los autores lo interpretan como intención de voto (presentan algunas correlaciones adicionales entre las preguntas de su encuesta e intención de voto, y muestran que es correcto interpretar su pregunta como intención de voto).


RESULTADOS. Los autores encuentran que los beneficiarios del Panes tienen un índice de aprobación del Gobierno del Frente Amplio que es mayor entre 11 y 13 puntos porcentuales que el de los no receptores. Este efecto se encuentra en las dos encuestas de seguimiento, la última se llevó adelante 18 meses antes de las elecciones nacionales, y un tiempo después de haber formalmente terminado el programa. Los efectos sobre las opiniones del subsidio perduran en el tiempo.


EVALUACIÓN. El único trabajo publicado en una revista de nivel sobre el impacto del Panes demuestra que el mismo fue efectivo como mecanismo para influir en las opiniones políticas de los receptores. Por un lado, eso podría explicar la continuidad y los intentos de profundización de planes de transferencias en un contexto económico favorable. Por otro, cabe preguntarse si el Panes fue efectivo para los objetivos que se trazó. Un grupo de académicos de la Universidad de la República ha tenido el monopolio en el acceso a los datos. Para un análisis más completo y diverso del Panes, el Mides debería dar acceso a esos datos a todo el que los quisiera.

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