A 32
AÑOS DEL REGRESO DE WILSON
Escribe: Ing.Quimico Gualberto Mato
Hoy ,16
de junio se cumple un nuevo aniversario del regreso al país de Wilson Ferreira
Aldunate. Regresaba el más implacable enemigo que tuvo la dictadura en el
exilio; regresaba a sabiendas de que los militares lo estaban esperando para
llevarlo preso.
Así y todo volvió.
Han
pasado 32 años desde aquel histórico acontecimiento que sin lugar a dudas
significó una de las más grandes demostraciones populares contra la dictadura,
junto con el acto del Obelisco.
Fue El
Día del Reencuentro
Reencuentro
luego de 11 años de batallar en todos los foros internacionales denunciando las
atrocidades del régimen militar; de ver morir a sus queridos Toba y Zelmar y
escapar a la muerte milagrosamente. En fin, fueron 11 largos años luego de los
cuales volvía al Uruguay para integrarse en una columna unitaria, en el
convencimiento que luego de los rotundos pronunciamientos del plebiscito del 80
y las elecciones internas del 82, ya la dictadura estaba en franca retirada
y que finalmente la conjunción de todos los Partidos, junto a la
movilización popular, contribuirían a dar la estocada final al régimen.
Pero
lamentablemente tropezó con el “pragmatismo” de los demás partidos políticos
que en su estrechez de miras pensaron mas en sus propios intereses (unos con el
fin de ser aceptados por sus carceleros y otros para sacar ventaja por tener al
adversario preso,) que en levantar la mira para lograr una salida clara y
definitiva y que terminaron, al decir de Wilson, “pagando muy caro por algo que
ya nada valía.”
Después
fue el propio Wilson quién tuvo que sacar las castañas del fuego y solucionar
las claudicaciones en las que incurrieron los participantes del Club
Naval por no animarse a resolver los problemas de fondo. Ese fue su mayor acto
de nobleza y de entrega a la causa nacional, y que terminó costándole la vida.
Hoy,
con la perspectiva que da el tiempo, uno aprecia con mayor nitidez la enorme
trascendencia que tuvo la figura de este gran hombre en todo aquel proceso ,
primero en lucha contra la dictadura pero tan o más importante fue luego cuando
hubo que restaurar la democracia y olvidar viejas heridas en aras del bien de
la Patria. Y aquí demostró una vez más que era un grande, un enorme
estadista siempre guiado por sus ideas que consideraba eran las mejores para el
bien de toda la sociedad (y enfatizo el término toda )
sin importarle las consecuencias políticas o electorales y sin pedir nada a
cambio.
Su
discurso en la última sesión del Senado en vísperas del golpe de estado, la
noche del 26 de junio de 1973, marcó su accionar para el resto de su vida:
“…
perdonarán que antes de retirarme de la sala, arroje al rostro de los autores
de este atentado el nombre de su más radical e irreconciliable enemigo, que
será, no tengan la menor duda, el vengador de la República: Viva el Partido
Nacional !!”.
Vaya si
fueron palabras proféticas.
Supo
mirar más lejos y por eso muchas veces fue incomprendido. En definitiva, actuó
siempre como un verdadero blanco.
He
visto infinidad de veces el video de su llegada al puerto. Al pisar suelo
uruguayo, Wilson escoltado por los militares mira hacia el barco que lo había
traído y con una amplia sonrisa levanta ambas manos con la V de la
victoria en una imagen conmovedora; luego al volver hacia sus captores, una voz
ya afónica, desde el barco le grita “No te mueras nunca Wilson!!”
De
alguna manera tenía razón.