miércoles, 25 de mayo de 2011

NOTAS de COMPAÑEROS


 

                                              Martes, 24/05/2011                                          
De Carminillo Mederos Galván :                                                      

Respuesta a un argentino nostálgico del virreinato: En su nota de
fecha 20 de noviembre de 2010, Ud. expresa que tiene que ver esta
Argentina enferma y atontada que nos enfrenta con “la otra parte de
nuestra patria, la Banda Oriental “y ahora con Chile, con el espíritu
de unión nacional artiguista.   Las referencias a la situación interna
de su país, solo son de la incumbencia de ustedes los argentinos, pero
la afirmación de la otra parte de nuestra patria, refiriéndose al
Uruguay no se la acepto, lo que Ud. llama Banda Oriental es una nación
independiente, no somos una provincia de su país, nunca lo fuimos  y
no aceptamos esa pretensión trasnochada. Le adjunto aclaración sobre
la concepción organizativa del Gral. José Artigas y respecto de
nuestra visión del Uruguay del futuro.-
E l sueño del Gral. Artigas consistía en transformar lo que fue el
virreinato del Río de la Plata en una confederación, integrada por
estados jurídicamente iguales, incorporados en forma voluntaria, cada
uno con sus propias fuerzas armadas. Con un gobierno general encargado
de las relaciones exteriores, de la defensa de las fronteras de la
confederación, de la unión aduanera, de la libre navegación de los
ríos, de la libertad de puertos, del libre cambio y “de defender la
libertad en toda su extensión imaginable”. “Un estado mínimo” y como
condición “sine qua non” con capital fuera de la ciudad de Buenos
Aires, fuera de la provincia de Buenos Aires, lejos de la influencia
de Buenos Aires. Ese sueño era viable hasta la segunda década del
siglo XIX, durante el proceso de gestación de las nacionalidades,
fracaso porque Artigas no pudo neutralizar a los traidores y perdió la
guerra. Hoy con nacionalidades consolidadas es simplemente un
anacronismo inviable. El sueño que si es viable se inspira en la
vertiente Oribista del Artiguismo y consiste en convertir al Uruguay
en una potencia como Singapur, fuera de mamarrachos como el MERCOSUR,
abriendo nuestra economía al mundo en forma unilateral, como lo hizo
Chile con gran suceso.


                Carminillo Mederos Galván




De Ing. Químico Gualberto Mato:                                     Lunes, 23/05/2011

Mujica dijo en su audición del 19/5 :


"Le pedimos al diputado Semproni que acompañe la decisión de la fuerza a pesar de sus discrepancias".
 "Por razones de disciplina partidaria el proyecto debería ser acompañado", para evitar "la trabazón interna de la fuerza".
Todo esto ya rebasa los límites de la paciencia.
El presidente , que supuestamente está en contra, fue a la bancada de diputados a pedirles que votaran en contra, cosa lógica, pero al único diputado que le hace caso y vota en contra,  le pide que vote a favor y asi favorece la aprobación de una ley con la cual El supuestamente está en contra. Ley que antes alentó a su canciller a que la redactara, pero ahora lo desautoriza publicamente porque supuestamente antes estaba a favor pero supuestamente ahora está en contra
 Astori que aparentemente estaba en contra, votó a favor , pero luego declaró que está en contra y acompañó a Mujica a convencer a los diputados para que voten en contra, pero el ya había votado a favor.
Vazquez, que no se sabe si está a favor o en contra, primero dijo que estaba a favor ; después mandó decir desde el exterior que estaba en contra; ahora está callado especulando. Puede estar a favor o en contra. Nadie lo sabe.
Todos haciendo sus cálculos electorales.
Nunca me sentí tan burlado.
El globo que inflaron en estos últimos 30 años, les está explotando en la cara.

Ing. Qco. Gualberto Mato



                                                                                                                  
De Ing. Quim. Gualberto Mato                                                  Martes, 17/05/2011

Con motivo de conmemorarse el lunes 15 un nuevo aniversario de la muerte de Wilson , el semanario La Democracia digital publicó su último editorial que escribiera el 31 de julio de 1987, el cual transcribo íntegramente mas abajo.
En estos días donde impera tanto revanchismo, y tanta mezquindad por parte de la gente que nos gobierna, que mide valores superiores de la sociedad solamente en función de resultados electorales, quiero compartir estas líneas llenas de esperanza y alegría, escritas por alguien que debió asumir desgarradoras decisiones, vaya si lo fueron, en aras de encausar al país por la senda de la concordia y la paz. Decisiones que asumió con valentía, sin medir consecuencias para El ni para su Partido, y sin arrepentirse después       -como ahora lo esta haciendo  mas de un liliputiense- y que al momento de escribir ese editorial  estaba afrontando la instancia mas difícil que una persona debe afrontar en su pasaje por esta vida, lo cual agiganta aún mas su nobleza de espíritu.
Hoy este editorial constituye un verdadero mensaje de paz  , de esperanza y de coraje, reitero, entre tanta pequeñez y debilidad.
No puedo finalizar estas líneas sin antes expresar junto a mi más profundo sentimiento de gratitud hacia este grande de nuestra historia, el grito emocionado con el que invariablemente saltábamos de nuestras sillas al finalizar sus discursos
VIVA WILSON  !!!!!!!!!!!
VIVA EL PARTIDO NACIONAL   !!!!!!!!!!!!!!!!!!!



HASTA LUEGO
“En su edición anterior, y nada menos que en la tapa, nuestros lectores recibieron la promesa de que yo escribiría el editorial de hoy. Y voy a cumplirla cuando faltan pocos minutos para emprender un viaje, aunque me cueste un poco más que de costumbre, porque lo había prometido y porque no encuentro mejor modo de asociarme a la alegría de ver como, contra viento y marea y a pesar de todos los pesares, LA DEMOCRACIA inicia su séptimo año de vida.
Se trata, realmente, de un feliz aniversario, porque miramos hacia atrás y sólo encontramos motivos de orgullo: podemos decirlo sin pecar de vanidosos.

Durante los tristes tiempos de la dictadura, no la combatimos con más valor o mayor empeño que los otros uruguayos cabales que la enfrentaron desde todos los sectores de la opinión nacional, pero tampoco nadie nos aventajó en un solo paso. No hay en LA DEMOCRACIA director. Redactor o colaborador alguno que no ostente con orgullo el galardón de la cárcel o la arbitrariedad. Y fue merced a su entrega generosa y a la admirable fidelidad de sus lectores que el semanario superó clausura tras clausura y persecución tras persecución, capeó la ruina económica, y es hoy el semanario con más larga vida en la historia de la República.
Cuando, luego, la historia y la gente señalaron que las horas de la tiranía se habían terminado, fuimos los únicos en expresar –los únicos, si, ¿por qué no decirlo si todos saben que es verdad?, que el país estaba por pagar precio demasiado alto por lo que ya nada valía, y en denunciar los riesgos que para la deseada afirmación institucional suponían las concesiones expresas o tácitas contenidas en los pactos, prepactos, acuerdos y preacuerdos concertados a espaldas de la Nación y –quizás por eso y para eso- prescindiendo deliberadamente de su fuerza política mayor y de más larga historia. Fuimos los únicos, afirmamos, pero no pensando en éste nuestro semanario, sino en el Partido Nacional, portavoz entonces, como siempre, de la conciencia de la nación.
Cuando finalizó el restringido proceso electoral, fuimos también los primeros en ponernos al servicio de la institucionalidad recuperada y comprometernos a su defensa. Pudimos no haberlo hecho, y de haber consultado los agravios que ardían, y ardían muy vivamente, en nuestros corazones, nuestras actitudes hubieran sido muy distintas. Pero no hubieran sido dignas de buenos uruguayos, y por lo tanto tampoco dignas de buenos blancos. En eso estamos y seguiremos estando: colaborando en todo lo que al país le sirva, y tratando de evitar, si es que podemos, que ocurra o se haga aquello que le cause daños o mate esperanzas.
No siempre ha sido fácil hacerlo comprender. A veces, la tarea llegó a parecer imposible, tanto fuera como dentro de nuestras propias filas. El partido de gobierno, o por lo menos muchos de sus responsables, incurrieron repetidamente en el error de confundir patriotismo con debilidad. Y entre nuestros compañeros, no fueron pocos los que no supieron impedir que una impaciencia muchas veces generosa alterara la serenidad de su juicio.

Lo difícil, a veces angustioso, es elegir el camino. Pero después de hacerlo, todo se vuelve fácil, y podemos recorrerlo con el corazón ligero. Tenemos la seguridad de haber asumido, ¡no las culpas, válgame Dios!, pero si una realidad que otros crearon e impusieron. Y sabemos también, como todos, absolutamente todos, que así ayudamos a la República a salvar un duro trance, impidiendo la posibilidad, que era certeza., de vivir nuevamente horas que no deberán repetirse nunca más. Y si algún día, para juzgar cómo ha incidido LA DEMOCRACIA en la suerte del país, hubiera que elegir un único hecho, un solo episodio para poner en la balanza, no vacilaríamos en elegir esto a que venimos aludiendo, porque fue lo más difícil, lo más generoso y lo menos teñido de pasado y más cargado de futuro.

Nuestra tarea, ahora, es asegurar el indispensable triunfo electoral del Partido Nacional en las próximas elecciones. Para nada serviría obtenerlo en razón de los errores del adversario, y resultaría indecoroso si para lograrlo apuntáramos a la infelicidad de la República y de su gente. La única victoria que vale la pena es la que se consigue embarcando al país entero en una enorme y arrolladora ola de esperanza compartida. No avivando enconos, sino alumbrando alegrías. En todos, aun entre quienes pudieran creer que han sido derrotados.
Quien sepa algo de la tan desconocida historia de esta tierra, sabe también que ésta es y ha sido siempre la tarea del Partido Nacional.
Desde luego, no podrá cumplirla sin una unidad indispensable para obtener la victoria, pero después y sobre todo, para poderla usar. Un partido dividido puede ganar una elección, pero no valdría la pena porque no podría si sabría gobernar.
Afortunadamente, el Partido Nacional es hoy una columna sólidamente unida en sus bases, sus militantes, sus millares y millares de blancos tan anónimos como de ley; lo que a veces afloran sin discrepancias, las más de las veces personales, entre algunos dirigentes de variada significación, pero no hay que exagerar su trascendencia ni su incidencia real en la vida y el funcionamiento de la colectividad.
En las columnas de este semanario no se ha escrito ni se escribirá jamás ataque alguno dirigido directa o indirectamente contra compañeros nacionalistas, cualquiera sea el sector en que militen. Nuestros adversarios andan por otro lado, y no los tenemos ni los queremos tener dentro del Partido Nacional.

LA DEMOCRACIA inicia éste su séptimo año de vida con un nuevo rostro. Trataremos de reflejar también en sus páginas interiores, todo lo que de imaginación, empuje, optimismo y cordialidad los blancos y el país entero están reclamando. Por lo menos, pondremos empeño en conseguirlo.
Y una cosa sí sabemos: que así como en el Uruguay hay blancos desde hace ciento cincuenta años y los seguirá habiendo por mucho más tiempo que ese, serán también innúmeros los aniversarios que celebrará LA DEMOCRACIA, gracias a la multitud de sus lectores.
A ellos, por toda la solidaridad y el cariño que nos han hecho llegar siempre, nuestra gratitud y un abrazo de todo corazón.
Hasta pronto, si Dios quiere.”

W.F.A.

1 comentario:

Esteban dijo...

muy buna nota la de carminillo y gualberto sigan en el camino no se olviden que en lo hora mas oscura de la noche amanece