jueves, 26 de mayo de 2011

De Carminillo Mederos Galván

Blancos y Colorados tenemos una concepción del país diferente,
interpretamos el pasado de manera distinta. Cuando vemos a “dirigentes
Colorados vanagloriarse de que este supo permanecer en el poder
durante 100 largos años”, siento pena por el país, sin duda eso
constituye un dato de la realidad, pero eso pasó como consecuencia de
que Rivera y sus seguidores no dudaban en traicionar el país, si
semejante conducta le abría el camino al poder. Intrigaron la
intervención anglofracesa para derrocar el Gobierno del Presidente
Oribe. Después de la Guerra Grande se instala un nuevo Gobierno Blanco
Presidido por Juan Francisco Giró, también fue derrocado. Y merced al
patriotismo del Gral. Oribe se logró restaurar la paz y la estabilidad
política por un tiempo. Luego los Colorados acaudillados por el Gral.
Venancio Flores buscaron la intervención extranjera para derrocar el
Gobierno Blanco del Presidente Bernardo Berro, culminado el mandato
del Sr. Berro asume el poder el Presidente del Senado, Sr. Atanasio
Aguirre, quien es derrocado por el Gral. Flores con la ayuda de los
ejércitos de Argentina y Brasil. A partir de ahí los Colorados se
mantienen en el poder mediante el ejercicio sistemático del fraude
electoral, hasta las revoluciones Blancas de 1897 y 1904 que cerraron
definitivamente la posibilidad de trampear las elecciones.  Con José
Batlle y Ordoñez y sus acólitos, aplicaron una “estrategia diabólica”
para perpetuarse en el poder , por medio de una red gigantesca de
clientelismo político que hizo que la mayoría de la población del país
dependiera del estado en alto grado, hasta para conseguir cosas
elementales, como un teléfono, trabajo, asistencia en un hospital
público, jubilación, etc. Lo  que permitió una eficaz manipulación
política de la ciudadanía. El arraigo “cultural de esta práctica
corrupta” es de tal magnitud, que el Partido Nacional en el Gobierno a
partir de 1959 no pudo desmontarla, por falta de sustento político, en
una sociedad envilecida por las dadivas, prebendas y privilegios. Que
mantenía, y aun mantiene, una vigorosa demanda de respuestas
inspiradas en la rémora corrupta del clientelismo. Hoy el Frente
Amplio en el ejercicio del Gobierno ha subido la apuesta, ha refinado
las formas de esa práctica corrupta y degradante, a grado tal, que
constituye una verdadera amenaza a las instituciones que definen una
sociedad libre. Por eso lo del comienzo, la Vertiente Blanca del
Partido Nacional es la única que no se encuentra infestada por el
virus corruptor del batllismo.

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