miércoles, 5 de diciembre de 2012

Quien dice la verdad no merece castigo


Por Esteban Jardín

El dicho que reza que “quien dice la verdad no merece castigo” estaba vigente cuando siquiera cualquiera de nosotros habíamos pisado este planeta.
Seguro que el que  inventó la frase fue uno más de los perjudicados, y recibió el castigo por decir la verdad.
Hoy la historia vuelve a repetirse: el gobierno del Frente Amplio echó a Juan Gabito Zóboli de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) por denunciar apenas uno de los aspectos de la errática conducción diplomática que soporta Uruguay y que estaba en su órbita de responsabilidad.
“Las decisiones estratégicas de tono conciliador adoptadas por la cancillería no rindieron los frutos esperados, ya que no fueron correspondidas por Argentina”, dijo Gabito Zóbol i en una entrevista que publico El Observador, refiriéndose a la política seguida con relación al dragado del Canal Martín García.
El funcionario opinó con términos diplomáticos lo que todo el mundo sabe:  Almagro hace lo que le dicta por  teléfono su colega  Héctor  Timerman y sumerge a nuestro país en la vergüenza que se le identifique en el resto del mundo como una provincia de Argentina.
Fuentes oficiales le dijeron a La República que Gabito Zóboli fue cesado por “razones profesionales” y además se señaló que el jerarca designado para el cargo por el Partido Nacional “está sujeto a condiciones de reserva”.
¿Cuáles son esas condiciones de reserva? Seguir engañando a la ciudadanía en su conjunto, al Parlamento, a los líderes opositores, con el “cuco” de las filtraciones a la prensa de la estrategia que se presume desarrolla.
Es por la prensa responsable y por los políticos que hacen lo que deben,  que se saben las cosas que usted, Señor Almagro quiere ocultar.
Este mismo martes 4 en la sede del PIT-CNT el presidente José Mujica dijo en un desayuno de trabajo que “lidiar con las diferencias que tenemos con Argentina es uno de los problemas más penosos” y de eso nos enteramos por la prensa, no porque su funcionario Almagro lo haya dicho nunca.
Lo penoso es el papel que nos hace jugar Almagro como Nación en toda esta historia, o ¿se olvida Mujica que en mayo pasado le rechazó la renuncia que le presentó su embajador itinerante Julio Baraibar, cuando hizo público que un ex diplomático argentino había intentado coimear al embajador Francisco Bustillo, entonces presidente de la CARP.
El punto entonces era torcer una decisión de 15 millones de dólares a favor de una empresa que hace el dragado desde hace más de 20 años.
Esa presión había sido ejercida dos años atrás y todo se ocultó e inclusive se negó.
Baraibar se salvó por ser “del riñón, a Bustillo -como premio- se le despachó para España y Almagro -el responsable final- siguió en el mismo cargo para hacerle los mandados al gobierno de Cristina Fernández, mientras somos nosotros quienes le pagamos todos los meses el sueldo en Montevideo.
Es hora de que el Parlamento vote una censura a la gestión de Almagro. Es hora que los legisladores de la coalición de gobierno asuman con dignidad su gestión y le ahorren al país toda esta vergüenza y tomen un rumbo que no se sabe si alguna vez lo conocieron.
¿Qué le dirá Tabaré Vázquez en el mano a mano a cada uno de sus diputados y senadores, cuando fue él quien le pidió la ayuda de los marines a George Bush para enfrentar a Argentina ante el temor de una agresión militar?
Ahora cabe preguntarse: ¿Cómo, no es que Mujica, Vázquez, Almagro, Baraibar, Bonomi, Ehrlich, etc.etc. trabajan en la misma fábrica del doble o triple discurso?
                                                                         

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