Los ignorantes nos han igualado

De Ing. Químico Gualberto Mato

El caso del video a la Dra. Bianchi

Debo aclarar que escribir estas líneas me implica  un gran esfuerzo para contener la indignación y la preocupación  que me provoca este episodio.

Que un oscuro y mediocre (soy benevolente) ex diputado del FA y actual Director de Secretaría del M.E.C. ( así estamos), cuyo papel mas notorio como legislador fue que no lo dejaran entrar en un bar de la Ciudad Vieja por su apariencia y su dudoso estado de conciencia, sea capaz de dar a publicidad un video filmado clandestinamente por estudiantes de un liceo reunidos con la Directora, y lo haga con el fin de desprestigiar a esa Directora frente a la opinión pública, me provoca una profunda indignación y rechazo.

Lo grave de todo este triste episodio- reitero lo medular- es el hecho que un jerarca del Ministerio de Cultura ( tercero en el orden jerárquico), mediante esta bajeza hostigue a una Directora de liceo no sólo por ejercer su deber, peor aún, por haber cometido el “delito” imperdonable de ser disidente.

Jamás pensé que estas cosas pudieran suceder en mi país.

En segundo término me rebelo, porque frente al estado de postración en el que se encuentra la educación,  sea más importante  la lucha por el poder que la preparación de nuestros niños y jóvenes. Y que el uso de cualquier medio deleznable que esté al alcance, sirva para presionar a un funcionario.

¿¿Donde se ha visto que la educación sea un campo de lucha de intereses políticos??? ¿¿¿¿Dónde estamos???? Discépolo lo dijo: “Los ignorantes nos han igualado”

Hasta el  ministro del Interior se suma a esta maniobra propia del más puro totalitarismo y acusa  públicamente a esta directora a través de los medios de prensa. La finalidad es la misma. No puede haber disidentes y punto.

Y siento preocupación, porque veo que desde el gobierno se está  imponiendo una escala de valores donde todo vale sin importar las consecuencias para el otro; donde no importa si los procedimientos son legítimos o no; donde se estimula el desconocimiento de la autoridad y se persigue a quien pretende ejercerla; donde se elogia la incultura; se aplaude la palabrota; hablar mal es sinónimo de franqueza; decir una perogrullada es una hazaña intelectual; donde se elogia la suciedad y el desarreglo; donde solo importan los derechos ignorando los deberes ; donde tener plata significa ser corrupto y egoísta; donde el poder es un fin en si mismo; donde los corruptos reciben el apoyo de los gobernantes; donde la Constitución “es un chicle” (Mujica) y “el Poder Judicial es un poder  político y no una suerte de poder autónomo” (Constanza Moreira) Y así podríamos seguir.

Este es un proceso que se acelera día a día sin que nos demos cuenta, y que desgraciadamente nos estamos acostumbrando.

Que la bonanza económica no anestesie nuestras mentes. Reaccionemos para detener este alarmante deterioro moral en el que estamos cada vez más inmersos.

Ing.Q. Gualberto M. Mato