Por Esteban Jardín
El dicho que reza que “quien dice la verdad
no merece castigo” estaba vigente cuando siquiera cualquiera de nosotros habíamos
pisado este planeta.
Seguro que el que inventó la frase fue uno más de los
perjudicados, y recibió el castigo por decir la verdad.
Hoy la historia vuelve a repetirse: el
gobierno del Frente Amplio echó a Juan Gabito Zóboli de la Comisión
Administradora del Río de la Plata (CARP) por denunciar apenas uno de los
aspectos de la errática conducción diplomática que soporta Uruguay y que estaba
en su órbita de responsabilidad.
“Las decisiones estratégicas de tono
conciliador adoptadas por la cancillería no rindieron los frutos esperados, ya
que no fueron correspondidas por Argentina”, dijo Gabito Zóbol i en una entrevista
que publico El Observador, refiriéndose a la política seguida con relación al
dragado del Canal Martín García.
El funcionario opinó con términos
diplomáticos lo que todo el mundo sabe:
Almagro hace lo que le dicta por teléfono
su colega Héctor Timerman y sumerge a nuestro país en la
vergüenza que se le identifique en el resto del mundo como una provincia de
Argentina.
Fuentes oficiales le dijeron a La República
que Gabito Zóboli fue cesado por “razones profesionales” y además se señaló que
el jerarca designado para el cargo por el Partido Nacional “está sujeto a
condiciones de reserva”.
¿Cuáles son esas condiciones de reserva?
Seguir engañando a la ciudadanía en su conjunto, al Parlamento, a los líderes
opositores, con el “cuco” de las filtraciones a la prensa de la estrategia que
se presume desarrolla.
Es por la prensa responsable y por los
políticos que hacen lo que deben, que se
saben las cosas que usted, Señor Almagro quiere ocultar.
Este mismo martes 4 en la sede del PIT-CNT
el presidente José Mujica dijo en un desayuno de trabajo que “lidiar con las
diferencias que tenemos con Argentina es uno de los problemas más penosos” y de
eso nos enteramos por la prensa, no porque su funcionario Almagro lo haya dicho
nunca.
Lo penoso es el papel que nos hace jugar
Almagro como Nación en toda esta historia, o ¿se olvida Mujica que en mayo
pasado le rechazó la renuncia que le presentó su embajador itinerante Julio
Baraibar, cuando hizo público que un ex diplomático argentino había intentado
coimear al embajador Francisco Bustillo, entonces presidente de la CARP.
El punto entonces era torcer una decisión
de 15 millones de dólares a favor de una empresa que hace el dragado desde hace
más de 20 años.
Esa presión había sido ejercida dos años
atrás y todo se ocultó e inclusive se negó.
Baraibar se salvó por ser “del riñón, a
Bustillo -como premio- se le despachó para España y Almagro -el responsable
final- siguió en el mismo cargo para hacerle los mandados al gobierno de Cristina
Fernández, mientras somos nosotros quienes le pagamos todos los meses el sueldo
en Montevideo.
Es hora de que el Parlamento vote una
censura a la gestión de Almagro. Es hora que los legisladores de la coalición
de gobierno asuman con dignidad su gestión y le ahorren al país toda esta
vergüenza y tomen un rumbo que no se sabe si alguna vez lo conocieron.
¿Qué le dirá Tabaré Vázquez en el mano a
mano a cada uno de sus diputados y senadores, cuando fue él quien le pidió la
ayuda de los marines a George Bush para enfrentar a Argentina ante el temor de
una agresión militar?
Ahora cabe preguntarse: ¿Cómo, no es que
Mujica, Vázquez, Almagro, Baraibar, Bonomi, Ehrlich, etc.etc. trabajan en la
misma fábrica del doble o triple discurso?
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