IRPF = IRP Frentista
Escribe: Cdor. Nelson Roselli
Estimados/as,
Antes de comenzar
estas líneas sobre el tema en cuestión, deseo agradecer a Esteban Jardìn por la
invitación a presentar mi pensamiento sobre el tema IRPF. Mi intención es que
las siguientes líneas sean por lo menos una base para la conversación del tema.
En las semanas
pasadas se concretó el anuncio del Gobierno de un nuevo ajuste fiscal para el
2017.
Luego vino una
parodia ya orquestada, con el cambio “negociado” de su decisión inicial, eliminando
el aumento de tasa de una de las franjas. Básicamente motivado por el revuelo
que se generó ante el anuncio original. ¿Por qué parodia?. La “negoció” el
Presidente de la República directamente en un tiempo record, punto que es muy
difícil creer que el mismo Presidente de argumentos económicos para la
“negociación”, y definiendo el cambio mientras el ministro está en el viejo
continente por mas apoyo que el equipo económico le haya dado.
Entrando en el tema
y eliminando todas las palabras superfluas empleadas por los gobernantes
frentistas en lo que respecta al IRPF,
podemos ver que se aplicaron dos
modificaciones casi de igual magnitud recaudatoria. La primera que ha sido lo
más evidente, el cambio de porcentaje para determinadas franjas. La segunda es
tan importante en lo que va a recaudar casi como la primera, y consiste en la
baja de la alícuota de las deducciones o sea nos bajan lo que podemos deducir
de este supuesto Impuesto a la Renta.
Lo cual no se ha
mostrado en todas las publicaciones partidarias del gobierno por las redes sociales, divulgando lo que supuestamente
cada integrante de cada franja va a pagar de más el año que viene. Pura y
simple propaganda que sus simpatizantes republican una y otra vez.
El cambio del
porcentaje aplicable a las deducciones afecta por ejemplo a los profesionales
que aportan a la Caja de Profesionales, también en mayor medida a las personas con hijos y a los más débiles por
ejemplo el caso que tengan alguna capacidad diferente.
Digo supuesto
impuesto a la renta porque desde su comienzo y más actualmente, es casi un
impuesto a nuestros ingresos totales y no netos. Dado que no se contempla
como en la mayoría de los regímenes
tributarios que han utilizado este tipo de instrumento recaudador, la deducción
de los gastos que incurre la persona sujeto pasivo de este impuesto para la
obtención de su renta bruta.
Por lo tanto, en
teoría un impuesto a la renta consiste en aplicar un porcentaje a la renta neta
que es el resultado de la diferencia entre la renta bruta (ingresos a
gravar) menos los gastos incurridos para
obtener dicha renta bruta. Las reglamentaciones definen en cada país los
ingresos a gravar y también los gastos que se admiten deducir para obtener los
ingresos gravados. Lo que ha sucedido
en Uruguay desde la reforma tributaria frentista hasta el día de hoy, es que
los gastos admitidos han sido muy limitados
y ahora se agrega la baja del porcentaje permitido para dicha deducción.
Independientemente
de este análisis sin cifras, ya que a esta altura todos estarán inundados por las
mismas, deseo escapar a mi profesión y ver esta situación desde otro punto de
vista no menos importante que el anterior. El mismo consiste
en analizar los valores intrínsecos del gobierno en esta última década, más allá
de los números del ajuste que nos muestran verdades objetivas.
El primer punto es
la soberbia, que se observa en
intentar explicar lo inexplicable, Incumplieron
su promesa electoral de no más carga impositiva. La explicación es tan débil, como que el
Ministro de Economía en una cumbre de Estrategia Slade 2016, elogió el logro de
una novel unidad en OPP que se dedica a la Planificación, la cual se ve que no funciona o no le hacen lugar a sus
recomendaciones. Dado que en momentos electorales pasados, no se realizó el más sencillo Análisis de Escenarios para
responder las siguientes preguntas: que
sucede si la economía crece más de lo
previsto, que pasa si no crece y si decrece? Desechando de plano la visión de los tres
partidos en época electoral le decían que la situación no iba a ser tan buena
como antes. Por esto pienso que es
soberbia, lo saben todo y” a los demás no se les cae una buena idea”. Cuan
distinta sería la situación si hubieran aplicado algunas de nuestras propuestas
de gobierno en torno a los posibles ahorros detectados. Si esto no es
suficiente, la “parodia” de la negociación sobre la modificación del anuncio
original, demuestra una visión que la inteligencia está en un solo lado.
Otro de los
conceptos detrás de este ajuste, es la
falta de planificación y análisis. Hay que equilibrar las cuentas, sea de
donde sean los fondos. Primero debía hacerse un análisis de los gastos,
aplicando medidas como reducción, postergación o suspensión. Luego de este
paso, el siguiente es ver cuál es el nuevo desequilibrio de las cuentas y allí
aplicar las medidas. En esta oportunidad
se hizo un ajuste sin los pasos previos
descriptos, que no son de una universidad renombrada europea o norteamericana,
es de administración básica de cualquier hogar.
Para ejemplificar temas muy fáciles y no quedar en la mera teoría, el
Antel Arenas se postergaría sin fecha, el avión presidencial ¿!?, la unidad de
negocios perfumes de Ancap, efectivizar la contrapartida del Mides en que los
beneficiarios colaboren en mantener las escuelas públicas (pintura, arreglos
menores o limpieza …) con ello se generaría un ahorro que ayuda a bajar el
déficit y como suma a las anteriores
sugerencias, se puede revisar gastos viajes al exterior, embajadas etc.
El tercer
valor es la división entre los ciudadanos, cuanto mayor sea mejor, la
vieja estrategia de divide y triunfarás. Tal cual una escena de una película “Este ajuste lo pagan los más ricos del país
“y la masa ruge gritando bien bien!!! No se estimula sentirse parte del
todo, la primera franja no aporta un dólar simbólico. Esos Ricos que ganan más de 30 mil pesos,
cualquiera que lo escucha pensará a cuanto estará el dólar para hacer la
conversión? La cotización de aproximadamente unos $30, se estaría hablando que
una persona en el Uruguay frentista es rico aproximadamente con 1.000 U$S. Cuando la
canasta familiar ya está en aproximadamente 1500 dólares. Enfrentemos a los compatriotas con la
finalidad que algunos defiendan y estén
contentos por el aumento que supuestamente pagan los más ricos, y no ven que
ellos no pagan porque tienen un sueldo bajo, para comprobar esto simplemente
hay que ver las redes sociales. La miopía muy enlazada con la soberbia, ningún gobierno puede estar
contento que el 60% no pague IRP F,
cuando el límite para tributar es tan bajo. Sin llamar a un analista
extranjero, se cae a nuestros pies que el verdadero logro sería que ese 60%
tenga mejores sueldos y aporten aunque sea con la escala actual.
Por último, la falta de autocrítica es ya casi
alarmante, la culpa siempre la tiene un tercero no importa quien sea. Difícil v
er alguna vez en este ciclo de gobiernos frentistas que se diga esto sucedió
como consecuencia de mis decisiones. Primero la herencia maldita de la crisis
del 2002, y el colmo es que dentro del propio partido de gobierno se pasaban la
responsabilidad de la situación de ANCAP entre los ministerios de Industria y
Economía.
Con un ajuste del
impuesto de estas características lo único que se logra es entrar a más
velocidad en un estancamiento con suerte del consumo o bien que baje su nivel. Con la consecuente
repercusión en el empleo y en general se verá más afectado el colectivo que no
paga IRPF y hoy aplaude. Además de la
repercusión en una caída de la recaudación por los impuestos al consumo (IVA e
IMESI básicamente), por lo que el efecto calculado del ajuste no es tan
matemático como decir con este ajuste recaudo 600 millones más porque hay que netear el descenso de la
recaudación por concepto de los impuestos al consumo ya mencionados.
Otro punto son las
reservas perdidas por sostener el dólar tanto cuando bajó en la época de los
dos gobiernos anteriores y cuando subió en el principio de este año. Que útil
si solo la mitad de las mismas hubieran sido destinadas a infraestructura vial,
eléctrica, educación, salud entre otros.
En resumen, este ajuste del IRP
Frentista es en particular, generado por la” desgestión” en el gobierno
anterior con el agujero de ANCAP, los aumentos de las prestaciones sociales con
fines electorales y no tanto por la coyuntura internacional que colabora en
menor medida.
Recordemos que ya
hubo un ajuste fiscal encubierto a principio del año en las tarifas de las
Empresas públicas (no solo el aumento en la tarifa del consumo sino en los
cargos fijos), ahora vino el segundo ajuste fiscal en el IRPF, sin olvidar el
ajuste fiscal obtenido por la modificación del IRAE a fin del año pasado.
Dado que la
tendencia del gobierno es intentar manejar el déficit aumentando la recaudación por la vía impositiva y no por un aumento genuino de
los ingresos percibidos por una mejora
en el nivel actividad económica, es probable que se genere otro ajuste durante
el año que viene sino cambia la coyuntura externa a otra época de bonanza y si
no hay un análisis de recortar gastos.
Una cuenta sencilla
para terminar, el apoyo otorgado a ANCAP equivaldría a postergar casi dos años
este ajuste fiscal...