La situación nacional e internacional entra
a complicarse y el sentido común aconseja
“bajar la pelota al piso” y llamarse a silencio, que es todo lo
contrario que está haciendo el gobierno del Frente Amplio.
Y el principal responsable de esta permanente
exposición verborrágica, que por su
contenido linda con una constante diarrea, es el presidente de la república,
José Mujica, y también su esposa, Lucía Topolansky.
Se le pasó ya la mitad del período
destinado al ejercicio presidencial que le confirió la mayoría de la ciudadanía
y aún no se dio cuenta de la responsabilidad de su cargo y de que todo lo que
diga -y como lo diga- agrava la situación.
Ya quedó atrás aquella “ingenua” imagen de
Mujica sentado en un banco de una escuela de su barrio, donde esperaba que le
confirmaran en condición de qué debía votar en las elecciones del BPS. En
realidad ni él se había desayunado que nunca había aportado un peso, ni como
patrón ni como asalariado. Tampoco hubo nadie que lo fiscalizara, ni nadie que
le advirtiera del hecho, y si lo hubo, no le escuchó.
Las embarradas siguieron y hoy son mucho
peores, porque son varias por día y comparables con las de “el pato criollo”. A
tal punto que en las últimas declaraciones a Canal 4 se mostró con los
pantalones remangados.
Así Mujica sale a “lo pampa” prometiendo
subsidios para los ex trabajadores de la empresa Pluna, contrariando a sus
propios ministros Lorenzo y Pintado, sin tener idea de cuánto y cómo se hace y
qué puede pasar cuando se terminen los recursos con los que se financiarían
esas promesas. ¿Acaso ya no se acuerda del agujero que le quedó a ANCAP de la
desaparecida empresa que gerenció Matías Campiani? ¿O será que la comprita de
la avioneta en EEUU se lo hizo olvidar?
Entretanto y mientras Mujica cuestiona los
logros del sindicato de la bebida, que lidera Richard Read, el ministro de Economía amenaza con quitarle
el subsidio a las cervezas. “El chantaje”, según Read, obligaría a las patronales a contener los futuros
ajustes salariales (en base a la inflación proyectada), porque al gobierno se
le “desmadra” el costo de vida, del que todos los consumidores sabemos que hace
rato se les fue de las manos.
El “parate” en los convenios colectivos
salariales, entre los que está también pendiente la construcción, apunta por sobre todas las cosas a que no se
dispare el aumento que -por mandato constitucional- se debe otorgar cada 1 de
enero a jubilados y pensionistas. ¡Ahí está el cangrejo!
Argentina y Medio Oriente
En el plano regional, las declaraciones de
Topolansky a Canal 12 en medio de una crítica situación argentina - al borde
del default técnico, según muchos analistas- apunta a agravar el relacionamiento
ya deteriorado por demás.
Por otra parte, la compleja situación
internacional en Medio Oriente dejó al desnudo las discrepancias que se viven
en la coalición que gobierna al país, con pronunciamientos del MPP, que
desconoce la dirección del Frente Amplio.
Mónica Xavier, entretanto, intentó recurrir
a la vieja fórmula salvadora de convocar a “una malonada” a la Plaza Cagancha
para el jueves 22, con el pretexto de reclamar la paz entre israelíes y
palestinos. Y ahí, ahogados por los cánticos y el flamear de banderas, se
barría para abajo de la alfombra.
Y este llamado a la militancia fracasó de
punta a punta. Ni siquiera los miles de asalariados del aparato gubernamental
accedieron a la primera convocatoria de masas de la flamante presidente del Frente
Amplio.
Les quedan un par de nuevas instancias: ofrecer
más subsidio a industrias a crear y
“concentrar público” en el Estadio Centenario para el concierto del
“compañero” Silvio Rodríguez (con la bandera de Cuba de fondo y con entradas “populares”
que van de $650 a 2.000 pesos, que organiza la Intendencia de Montevideo y
apoya ANTEL).
En la primera de las opciones, la lista de candidatos al subsidio bien puede
estar encabezada por la estatal marihuana “pa todos” y el perfume con esencias
del entorno Mujica.
De esto último, y al destapar el frasco, puede
emerger una desagradable sorpresa, porque entre tanta “equivocación”, dimes y
diretes, marchas y contramarchas, ya -sin envasarlo- lo que se siente por todos
lados es un fuerte perfume hediondo.
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